Próximo Conciertos de Phil d'Or
BACH/HÄNDEL/TELEMANN
Estas descollantes figuras del Barroco alemán, coetáneas –Bach y Telemann incluso vinculados por lazos familiares–, desarrollaron carreras artísticas notablemente disímiles.
Transcurrió Bach por más de veinticinco años, entre 1723 y su muerte en 1750, enclaustrado en Leipzig, una pequeña ciudad del este de Alemania, de menos de veinte mil habitantes, cuatro iglesias y un teatro de ópera que había sido clausurado por riesgo de derrumbe en 1720 y no tendría reemplazo hasta 1868. Su obra quedó centrada en el servicio litúrgico luterano y en una estupenda obra para teclado que constituyen la casi totalidad de su catálogo.
Händel emigró de Halle muy joven. Tras varios años en Italia, pasó en 1712 a Londres, donde desarrolló gran parte de su carrera. Impuso allí el gusto operístico meridional, explorando posteriormente el oratorio con texto en inglés, caro a los británicos, que supieron incorporar a su sociedad y a su cultura a este gran compositor alemán, al punto que, como a Chaucer, Newton, Purcell y otras grandes personalidades nativas, le cupo el honor de ser enterrado en la abadía de Westminster.
La figura de Telemann (nacido en Magdeburgo en 1681) resulta por su parte inseparable de Hamburgo, la gran urbe portuaria del norte de Alemania, de más de cien mil habitantes por entonces, y cuya rica vida musical protagonizó el compositor desde 1721 hasta su muerte en 1767. Operas, más de treinta oratorios y centenares de cantatas integran una producción que incluye además cientos de obras instrumentales, frescas e imaginativas, destinadas a la música hogareña y a los fastos de la opulenta ciudad que lo proyectó a la fama en toda Alemania.
Hoy, debemos decir a modo de curiosidad, mientras se ha completado la segunda edición de la obra completa de Bach, la de Telemann permanece parcialmente inédita, y lo mismo sucede con la de Händel. Probablemente en el camino de la unificación de Alemania durante la segunda mitad del siglo XIX y hasta la Primera Guerra, haya resultado más atractiva la ficción de un Bach recóndito y provinciano que la certeza de un Händel aculturado o la de un Telemann aporteñado y cosmopolita.
Felizmente, ellos tres, cada uno en su particular estilo, nos permiten recrear una cultura hecha de artesanía y profunda espiritualidad.
PROGRAMA
Concierto 1. Miércoles 8 de Mayo a las 19,30 horas
BACH: Variaciones Goldberg BWV 988
Solista: Matías Targhetta, clave
Concierto 2. Miércoles 26 de Junio a las 20 horas
HÄNDEL
Sonata en La menor HWV 362
Sonata en Si menor HWV 367 b
Suite en Fa menor HWV 433 (clave solo)
Sonata en Do mayor HWV 365
Phil d’Or
José Luis Etcheverry, flautas dulces
Matías Targhetta, clave
Concierto 3. Miércoles 7 de Agosto a las 20 horas
TELEMANN
Triosonata en Sol menor TWV Anh 42:g
Sonata canónica N° 1 en Sol menor (2 flautas dulces solas)
Triosonata en Re mayor TWV 42:D4
Obertura en La menor TWV 32:12 (clave solo)
Sonata de Hamburgo N° 3 en Do mayor (2 flautas dulces solas)
Triosonata en Fa mayor TWV 42:F7
Phil d’Or
Gonzalo Juan y José Luis Etcheverry, flautas dulces
Ignacio Caamaño, violoncello barroco
Matías Targhetta, clave y espineta
Para acentuar el carácter camarístico del ciclo hemos acudido nuevamente a la simpática colaboración de Timbre DosDé, cuya sala, para 50 personas, no es de acceso público. Razón por la cual la asistencia deberá confirmarse exclusivamente con antelación, de forma tal de confeccionar un listado de asistentes que no exceda la capacidad de la sala. Se ha fijado en $ 250.- por concierto el valor del bono contribución para gastos. Aquellos que asistan a los dos primeros, dispondrán en forma gratuita de una entrada para el tercer concierto, en caso de solicitarlo.
Informes y reservas:
Crítica en La Prensa 10/07/16
CD "Barocco Veneziano"
En el Museo Larreta, 26 de septiembre de 2009
_____________________CRITICAS EN "LA NACION"
Nuestra opinión: Excelente
Puede decirse, sin temor a exageración, que cada recital de música antigua encarado por el conjunto Phil d Or constituye un testimonio vivo de la música del pasado que llega a nuestros oídos con la frescura y lozanía originales. Dueños de un rigor expositivo digno de encomio, sus componentes actuales, siguiendo la tónica que desde hace años le imprimió al conjunto José Luis Etcheverry, han alcanzado un grado de ajuste y compenetración interpretativa que han llevado al grupo hacia los primeros planos de la música camarística local. Lejos de convertir al dominio de las formas barrocas en academicismo rígido, Phil d Or transmite las vivencias reales de cada partitura que aborda con generosa sonoridad, dando a aquel rigor la sobria flexibilidad que ellas posibilitan y, aun, sugieren.
En este nuevo recital, Phil d Or ofreció elocuentes muestras de ello en el entrelazamiento de las dos voces de las flautas (en canon) sobre el bajo ( ground ) ejecutado por el clave en "Two in one upon a Ground", de Henry Purcell.
Refinamiento
La gracia y el refinamiento de la música de Jacques Hotteterre (1674-1763) llegaron con su Tríosonata Op. 3 N° 4 , primero con el majestuoso ritmo puntillado del Gravement inicial, seguido de la fuga en tiempo rápido, la pulcra elegante ornamentación de la Sarabande , integrada perfectamente en el elaborado estilo, y la vivaz Gigue final con contrapuntos imitativos en admirable ajuste.
Resultó igualmente ponderable la participación del clavecinista Matías Targhetta en sus ejecuciones del Ground en Do menor de William Croft (1678-1727) y, en contraste, Les Sylvains (Los silfos), de François Couperin, con un estilo de original inventiva, y consistencia sonora de sus texturas.
Dos grandes figuras del barroco, como George Frideric Haendel y el prolífico Georg Philipp Telemann, fueron abordados por el grupo con gran propiedad y ajuste; así aconteció en la Tríosonata en Fa mayor inicial, de Haendel, y en su Chaconne en Sol para clave , que Targhetta reeditó en todo su solemne esplendor sonoro en su tema principal y variaciones. En cuanto a la Sonata en Re menor Op. 2 N° 6, de Telemann, en cuatro movimientos vertidos con equilibrio, gran ajuste y depurado estilo por Mercedes Blanco y José Luis Etcheverry en flautas dulces, hubo pureza sonora en sus voces entrelazadas; pulcro fraseo y expresividad en el Vivace , y genuina belleza musical en el tercer movimiento.
Héctor Coda / La Nación / 20/10/2007
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Concierto del conjunto Phil d´Or, que forman José Luis Etcheverry (flautas dulces), María Eugenia Basili (violonchelo barroco) y Matías Targhetta (clave), auspiciado por la Asociación Argentina-Austríaca. En el Museo de Arte Hispanoamericano Isaac Fernández Blanco.
Nuestra opinión: muy bueno
Escuchar a los músicos del Phil d´Or puede llegar a constituir una experiencia singular, una aventura del espíritu al recobrar la sensibilidad y la emoción humanas de épocas pretéritas a través de la música.
Dedicado a investigar desde hace nueve años la interpretación histórica de obras del barroco y las técnicas de ejecución de los instrumentos de esa época, el grupo posee homogeneidad y ajuste ejemplares, los que sumados a aquel rigor confieren probada validez estilística a sus interpretaciones.
El clima que estos jóvenes instrumentistas crearon en ámbitos como el Museo Isaac Fernández Blanco resultó, así, un hecho infrecuente. Además de ser un excelente flautista, José Luis Etcheverry realizó los comentarios de cada obra a fin de situar al oyente en la época y el estilo, con propiedad y de manera amena.
"El barroco entre Venecia y Viena" resultó por ello una propuesta que vinculó inteligentemente a los músicos venecianos del seiscientos y el setecientos con Austria -vicisitudes históricas mediante-, constituyendo el hilo conductor que siguió Etcheverry para relacionar ambos mundos expresivos. El grupo Phil d´Or contó para ello con réplicas de instrumentos de los siglos XVII y XVIII, de cálida y dulce sonoridad.
La Sonata en Fa mayor de Benedetto Marcello ("Nobili Veneto dilettanti di contrapunto", como gustaba llamarse a sí mismo), destinada a la flauta y bajo continuo, fue una obra muy editada en su época, según se informó, y la alternancia de sus cuatro movimientos exhibe un lenguaje sonoro solemne en el adagio inicial, carácter festivo en el allegro y dulce nostalgia en el largo, para culminar con ligeros aires de danza en el allegro final. Al equilibrio sonoro y perfecto ajuste sumaron sus intérpretes un notable grado de compenetración con el estilo del gran músico veneciano.
La Toccata II y la Suite II, ambas en Re menor, destinadas al clave de Johann Jakob Froberger (1616-1667), el destacado discípulo de Frescobaldi cuya notable inventiva quedó plasmada en estas obras, fueron reeditadas por Matías Targhetta desde el clave. Hizo gala de una ejecución precisa, con particular cuidado por la elaborada ornamentación de las obras y el tono declamatorio adoptado por el autor en no pocos pasajes.
La expresiva flauta dulce de Etcheverry junto al bajo continuo constituido por el clave y el violonchelo barroco (en manos de María Eugenia Basili) ejecutó la Sonata VII en Do menor de Francesco Maria Veracini (1690-1768), compuesta en 1716 junto con otras once sonatas para violín solo o flauta y bajo continuo en Venecia y dedicadas por este excepcional virtuoso florentino al príncipe Elector de Sajonia, en cuya capilla se desempeñó como primer violín. En el larghetto inicial se advierte cierto intimismo expresivo que la flauta reflejó cabalmente, y en las vivaces figuraciones del allegro el juego de intercambio sonoro con el "cello" barroco adquirió especial relevancia. La dificultosa afinación de un instrumento como este último -cuyas cuerdas son de tripa- no alcanzó a desdibujar la línea sonora del largo que siguió ni la delallegro final, con acusado ritmo de danza.
Un músico singularísimo
Dos músicos venecianos ocuparon la segunda parte del concierto, que se inició con la Sonata XI en Do menor para clave solo, obra singularísima de Giovanni Benedetto Piatti ( 1697-1763), personaje que transportó su temperamento meridional a la corte de Wurzburgo, donde se desempeñó como primer violín y asimismo como violonchelista y clavicembalista. Sus Doce Sonatas para clave, como esta en Do menor, reflejan claramente su procedencia veneciana, aunque también la severidad del barroco germano que apunta hacia el preclasicismo. Posee una armonía fluctuante y muy variada, con un encadenamiento de motivos que le confieren una especial modalidad expresiva. Targhetta fue preciso en la elaborada ornamentación del adagio inicial, confirió dramatismo a las rápidas figuraciones del allegro y ritmo pujante al allegro final.
Por último, la Sonata en Do mayor Op. 13 N° 1 " Il pastor Fido", extraída de la colección de seis sonatas editadas en París en 1737 con ese nombre común y atribuidas al célebre Antonio Vivaldi, revela junto a sus rasgos de elegancia y vivacidad comunicativa un estilo más riguroso, característico de la Viena donde el músico pasó la última etapa de su vida.
Si bien sometida a la crítica musicológica para determinar su autenticidad, esta sonata encierra un indudable encanto que fue rescatado por los músicos del Phil d´Or. El clima bucólico en los distintos movimientos agrupados de esta sonata da variedad al conjunto. El moderato inicial tiene lirismo pastoril, elaffetuoso da muestras de un estilo galante y los Allegros son festivos; la giga final posee el sabor de la danza popular.
Héctor Coda / La Nación / 27/07/2003